UNHA VIAXE A TRAVÉS DAS LETRAS-Textos escollidos

ALUMNADO CON NEAE DE 1º E 2º DA ESO DO IES CASTRO ALOBRE DE VILAGARCÍA DE AROUSA

Boas tardes!

Hoxe imos a coñecer unha escritora compostelá do século XX  que quedou na penumbra. Trátase de Concha Castroviejo (1913-1995) que estudiou Filosofía e Letras na Universidade de Santiago de Compostela e traballou no xornal La Noche da súa cidade natal e máis tarde na Hoja del Lunes de Madrid e na axencia Efe.



En 1961 esta escritora, crítica literaria e periodista gana o premio Doncel polo seu libro El jardín de las  siete puertas. Os contos de Concha Castroviejo son historias poéticas nos que a fantasía lle encanta á rapazada e fan  a ledicia dos maiores. Vexamos un fragmento da obra citada .

El jardín de las siete puertas

Rogelia era una niña que no servía para nada. Esto decían sus hermanas y la maestra de la escuela.
En la escuela le preguntaban la lección y estaba tan distraída que no sabía lo que le preguntaban; en su casa le decían que planchase los pañuelos, para ir aprendiendo, y los quemaba; que sirviese el café en las tazas, y lo derramaba sobre el mantel; que regase las plantas, y el agua caía al suelo.

  -Esta niña es muy torpe- decía su hermana Camila, que era muy dispuesta y presumía mucho.

  -Esta niña es tonta- añadía su hermana Pepa.

  -Esta niña no se sabe si aprende o no aprende- suspiraba la maestra.

Lo peor era que Rogelia no aprendía nunca a hacer encaje de bolillos. Su abuelita, sus hermanas y sus tías, todas las mujeres en su casa,  manejaban los palillos con gran destreza y hacían preciosos encajes con estrellas, pájaros y flores, trenzando con los hilos todas las fantasías. Aquello le gustaba mucho a Rogelia. Se colocaba al lado de la abuelita, con su almohadilla llena de alfileres, hilos y palillos sobre las rodillas, y se ponía a soñar dibujos  maravillosos. Pero tanto soñaba sus dibujos y con tanto entusiasmo los componía en su cabeza, que los palillos chocaban enredando los hilos, los alfileres se caían soltando los nudos  y la labor terminaba hecha una lástima.
Rogelia lloraba y se avergonzaba, mientras sus hermanas mayores comenzaban con sus reprimendas.

  -Vete preparando el papel de seda para envolver nuestros encajes- le decía Camila-. No sirves para otra cosa.

Y así le sucedía a Rogelia todos los días.
Una tarde estaba asomada a la ventana y vio pasar por delante de la casa una mujer muy vieja que iba mirando hacia el cielo. Rogelia,  que era una niña muy bien educada, corrió a la puerta y salió a la calle, porque le pareció que la mujer...

 Se queredes saber máis cousas de Concha Castroviejo podedes ver este vídeo:


 

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